¡Hola, almas nómadas! ¿Cómo están hoy?
Cuando leí el artículo de mi compañera Sara González en esta misma revista, titulado «Verano y Voluntariado», me sentí muy identificada con un tema que hace mucho que contemplo.
Quiero proponer mediante el presente artículo a mis lectores viajeros una idea que puede ayudar a toda una sociedad y hacer un gran cambio: un viaje solidario.
Al planear nuestras vacaciones, podemos ver qué se necesita hacer en el lugar al que vamos y, coordinándolo con nuestros intereses, deseos y capacidades, podemos ponernos manos a la obra y ofrecer nuestra ayuda en ese rincón del mundo. Así, no solo estaremos ayudando a los demás, sino que haremos de nuestra experiencia de viaje una muy enriquecedora y educativa, porque estaremos viviendo la cultura de ese lugar y aprendiendo muchas cosas que tal vez ni sabíamos. Ayudando a los demás nos ayudamos a nosotros mismos.
Plataformas como «hacesfalta.org» nos dan un gran abanico de opciones para elegir la que más se ajuste con nuestros intereses y posibilidades. Incluso podemos ayudar desde nuestro propio lugar, a distancia, y es una pequeña forma de viajar también y conocer otras culturas y necesidades, otros problemas y otras soluciones, que luego podemos aplicar en nuestra propia vida y cultura. Hay mucho para hacer, y al tiempo que disfrutamos de un viaje, podemos hacer que otros disfruten de nuestra presencia allí y volverla aún más significativa, afectando al mundo de mil maneras positivas.
A ustedes, ¿qué les gustaría hacer? ¿A dónde irían y qué harían allí solidariamente? Todos tenemos algo enriquecedor que aportar, y nos llevaremos un grato recuerdo, al tiempo que crearemos uno igualmente lindo en otras personas que recordarán nuestra presencia. Y eso es el recuerdo más bonito que nos llevamos de un viaje, ¿no?
Compartan sus sugerencias en los comentarios porque de verdad necesito leerlas para inspirarme y decidir de qué forma colaborar en mi próximo viaje. 🙂