Cuando viajas, los días ya no son fechas sino que tienen otro significado: se miden por experiencias… Cada día se convierte en «El día que…».
El 29 de marzo de 2017 será recordado por quienes emprendimos juntos este viaje por Asia como «El día en el que navegamos en medio de una tormenta eléctrica en un pequeño bote tailandés» – y léase «bote», ya que no era barco: era un «taxi boat» pequeño, que viajaba de una isla a la otra en Tailandia, con 8 personas arriba que se zarandeaba como si estuvieras en un centrifugado, con vientos fuertes que te azotan, entra agua por todos lados, la sal te duele en los ojos, cada ola que rompe en el barquito te duele en el cuerpo, la sentís subir contigo arriba, y luego bajar, formándose un hueco cuando desciendes que temes que se llene de agua y te tape con todo y botecito… Nuestras caras: serias, confiando en que quien navegaba sabía lo que hacía, porque nació ahí, pero ya estábamos en el medio de la nada, no había islas visibles, no se podía volver ni parar, y había que hacer lo que se pudiera… Ya puedo imaginarme lo que sintió Colón cuando tuvo tierra a la vista…
Más adelante había más olas, lluvia y viento. A lo lejos, solo veía tormenta.
Cuando más olas había, más tonterías pensaba con diferentes vocecitas: «Si esto se da vuelta, quedo atrapada en el toldo de este bote y no puedo nadar»; «MI MOCHILA!!! EL DINERO!!! MI CELULAR!!!», y la otra voz me contestaba «¡¡¡¿¿¿Qué importa eso ahora???!!!», pero la otra replicaba: «Si quedamos vivos, voy a querer ver las fotos de mi móvil y no voy a poder»…
Aplaudimos y felicitamos a quien navegaba ese botecito número 127, número que no voy a olvidar. Y llegando a la costa, nos recibe un rayo impactando a lo lejos… Turismo aventura!!! Una experiencia única, que igualmente esperamos que no se repita más…
Si le temes al agua, verifica antes de salir a una excursión en bote cómo estará la meteorología…
En los videos solo se aprecia el comienzo… Eso no fue nada…