¿De quién es Granada? Parece obvia la respuesta; pero subyace una extraña sensación de lejanía entre la ciudad y el granaino.
Se ha dividido esta ciudad, fragmentado en realidades diferentes estructurada por zonas: la Granada Turística, la Granada joven, la Granada universitaria, la sanitaria, la cultural… Todas unidas por el hilo rojo de la política municipal (Igual o más fragmentada que la propia ciudad).
Hay dos Pedro Antonio, dos Alhambras, dos Realejos y dos Sacromontes. Hay dos catedrales, dos Federicos y dos Darros… Y 3 alcaldes y 7 tenientes de alcaldes y dos partidos gobernando y el del banquillo.
Después está la Granada de los barrios, la de Pedro Antonio, la de Ganivet y la de los comercios. Granada de poetas, músicos, pintores… ¡Artistas!
Y por supuesto la del invierno y la del verano, esta última callada y silenciosa que espera a septiembre para resucitar cada año al son de las ruedas de las maletas y el encuentro de los universitarios.
Una Granada difícil, complicada, pero sobre todo inestable. Una población flotante de más de 150.000 personas, sin arraigo; entre estudiantes, turistas y trabajadores eventuales venidos de otras zonas. Otra Granada.
¿Y de quién es Granada? ¿Para quién se diseña y estructura? ¿Para quién deja el dinero? ¿Para quien la vive, la goza y la sufre año tras año? ¿Para quien viene 3 días?¿O para el estudiante que reside 4 años? La solución ha sido clara: para todos y para ninguno.
Hay muchas Granadas y una sola Bib Rambla, que siempre ha reflejado la realidad de esta ciudad, ahora llena de terrazas donde escasos granainos se sientan a tomar un café, donde no hay un solo kiosko de flores, libros o prensa, donde una o dos veces al año se toma para las carocas o algún evento (pero sin estorbar a los turistas). Una Bib Rambla hacia fuera, cada día más lejana a la ciudad, una Bib Rambla desapegada, ausente y hasta fría.
¿Donde está Granada? Buscando la tapa más grande, perdida entre menudencias y chistes fáciles, estreñida por un genio retenido que aparenta siempre enfado y desconfianza. Lejana de aquella Granada culta y vanguardista, de aquella Granada de Acosta, Mariana, Eugenia de Montijo, Alaya o Rosales… Que triste es ser ciego en Granada y no ver, sentir, amar y vender esta tierra y su cultura.