Ayer miraba mi pasaporte: está lleno de sellos y entradas a países lejanos, diferentes, otras culturas, con sus propios credos, maneras de ver el mundo, que me han hecho parte de ellos por unos días y me han compartido sus perspectivas. Me emocioné al ver que es un sueño que estoy cumpliendo y que, por las dimensiones de este mundo, puedo seguir haciéndolo casi indefinidamente. Mi ‘yo’ del pasado estaría orgulloso de ver que estoy concretando lo que tanto deseaba; soy la versión más parecida a lo que la niña que fui admiraba, y mi niña interior está en paz.
Ojalá le ocurra a todo el mundo, porque la gente feliz, como dice el dicho (en la versión políticamente correcta), no molesta y está conforme con su vida, ayudando a los demás; si todos pudiéramos viajar, experimentar y vivir en otras culturas, las guerras no existirían… y un mundo con gente feliz nos beneficia a todos.
Por eso quiero llevar la pasión por los viajes (y por cumplir sueños) a cada rincón del mundo.
Versión en ingles:
[…] Brindo por los sueños de la infancia […]